sábado, 21 de julio de 2012

Introducción
Desde los años ochenta se han llevado a cabos numerosos estudios que han mostrado el abordaje de las estrategias de aprendizaje en distintas poblaciones y con variados instrumentos, dando a la importancia, de aprender contenidos conceptuales fundamentales como también sus procedimientos y estrategias para manejar la información. Siendo una de las razones para reafirmar como investigador que, el aprendizaje estratégico es una necesidad en la sociedad de la información y del conocimiento.

Bajo esta perspectiva, se relacionan el fracaso escolar a la falta de estrategias de aprendizaje, entienden que las mismas facilitan el procesamiento de información e incrementan el rendimiento en la tarea, puesto que las funciones cognitivas implicadas en la ejecución de estrategias de aprendizaje son, selección, comprensión, memoria, integración y monitoreo cognoscitivo, es decir, procesos básicos que garantizarían un procesamiento profundo y eficaz de la información. Las estrategias de aprendizaje, están orientadas hacia los alumnos con el fin de que aprendan conjuntamente de forma significativa.

En este sentido, para actuar estratégicamente se deben seleccionarse distintos tipos de conocimiento en relación a las condiciones específicas de cada situación. De hecho, la clave de una actuación estratégica es la toma consciente de decisiones que permite analizar y optimizar los propios procesos de aprendizaje y pensamiento, y por ende, mejorar ese aprendizaje y resultados y producciones que de él se deriven.

En este orden de ideas, las estrategias de aprendizaje son especialmente importantes para el aprendizaje puesto que constituyen herramientas para el desarrollo de competencias comunicativas básicas, en tal sentido se considera que estos resultados podrían ser usados para el planteamiento de un plan de intervención tendente a desarrollar en el alumno habilidades cognitivas y metacognitivas a nivel superior.

Finalmente las estrategias de aprendizaje forman parte de los elementos más relevantes a la hora de pensar los procesos de aprendizaje, dado que constituyen entre otros aspectos la base fundamental sobre la que se construye el aprendizaje del alumno, en todos los niveles educativos de formación, como así también, en toda disciplina de estudio. 

Estas actividades u operaciones que el estudiante pone en práctica facilitan o mejoran la realización de la tarea (Beltrán, 2003) y, por otra parte, conducen al alumno a poner en juego un pensamiento reflexivo, que le otorga mayores beneficios en su aprendizaje (Monereo, 1999). 

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